Por G. de DeRequeséns @GabadeDrqsns
El diseñador Nicola Formichetti nació en Japón y se crió en Italia, donde a sus veintitantos llegó a Londres y desde entonces ha ayudado a lanzar las carreras de jóvenes titanes británicos como Gareth Pugh y Kim Jones. Sin embargo, se le conoce más como el director creativo de Mugler, la marca fundada y llamada así por un hombre, de nombre Thierry, quien una vez diseñó prendas que parecían exoesqueletos de insecto y transformó los torsos de las modelos en motos y después abandonó el mundo de la moda para convertirse en “Manfred”—un gigante cargado de músculos con unos pezones que parece que hayan sido agrandados con un desatascador.
En enero, Nicola dejó a “Thierry” y debutó con la renovada línea de Mugler, elogiada casi unánimemente. Reanimar la marca dada por muerta, sin embargo, es sólo uno de sus varios pasatiempos. En sus segundos libres es también el director de moda de Lady Gaga, Vogue Hommes Japan (que es, indiscutiblemente, una de las mejores revistas del mundo de ropa para hombres) y Uniqlo.
Nicola, a la derecha, con la musa masculina de Mugler, Rico. Foto de Mariano Vivanco.
Aquí les dejo un extracto de la entrevista que le realizó Vice Magazine por Sam Voulters, mientras preparaba a Gaga para los Grammys.
¿Te sorprendiste cuando contactaron contigo para que fueras el nuevo director creativo de Mugler?
Tengo entendido que fue algo totalmente inesperado.
El director ejecutivo, Joël Palix, se puso en contacto conmigo y hablamos un poco. Estaba en mi apartamento en Nueva York cuando me llamó y me puse como loco, me entusiasmé. Al principio decidí que no iba a poder hacer el trabajo que me estaban pidiendo. No puedes resucitar a Mugler. Él era mucho más que “moda”. Él era moda, música, el underground: una subcultura de un solo hombre. Pero entonces empecé a investigar quién era en vez de lo que había hecho. Cuando llegué a la raíz, descubrí que nunca había ido a una escuela de moda, que siempre había sido un forastero, una especie de punk, un extraño. Así que me dije, “A la mierda. Lo haré”.
Me parece interesante que Mugler nunca haya sido una marca comercial. ¿Vas finalmente a quitarle importancia a la pasarela y hacerla comercializable?
No. Quiero que la marca tenga éxito, por supuesto, pero lo que en un principio quiero hacer es continuar lo que Mugler siempre representó. Es más importante ser apasionante que vender productos. Quiero recuperar la sensación que tuve cuando vi la ropa de Thierry Mugler por primera vez, o el vídeo de “Too Funky” que hizo para George Michael. Lo que quiero es recuperar la actitud, antes que hacer ganar a la marca un montón de pasta.
¿En qué se diferencia tu punto de vista del de Thierry? Por ejemplo, ¿qué te inspiró para hacer la colección para hombres?
El principal centro de atención de Mugler siempre ha sido la ropa de mujer—la goma, los trajes clásicos, las perlas fabulosas. Para la colección de hombres simplemente me remonté a la colección para mujeres y la reinterpreté. Su ropa siempre ha tratado de dar poder, ya sea a través de una silueta que imponga o ampliando los hombros. Siempre ha intentado que las personas parezcan seres sobrehumanos. Yo, lo que quise, fue interiorizar ese poder. La ropa sigue dando una silueta imponente, pero es más simple. Cuando empecé a hacer el casting, Rico [Rick Genest] fue la elección perfecta.
¿Por haberse tatuado el cuerpo entero y la cara para parecer un esqueleto?
Sí, por supuesto. ¿Hay alguien que haya encontrado una forma visual más clara de tomar sus sentimientos internos y exteriorizarlos?
¿Por qué decidiste vivir en el Reino Unido?
Nací en Japón, mi madre es de allí, y cuando fui lo bastante mayor para ir al instituto nos mudamos a Italia. Después mi vida se basó en encontrar excusas para venir a Londres. Mentí a mis padres y dije que venía a estudiar arquitectura, pero no estudié nada. Literalmente entraba por la puerta principal de la escuela de arquitectura y salía corriendo por la de detrás para ir a las discotecas. Así durante tres años.
¿Tus padres financiaban tu eterna fiesta o trabajabas?
Trabajaba. No tuve un empleo de verdad hasta los 22 años, cuando empecé en Pineal Eye, pero antes estuve trabajando con Vivienne Westwood los fines de semana. Robé un montón de ropa.
¿Se lo has dicho?
Sí, y le encanta.
De ahí fuiste a Dazed & Confused, ¿verdad? ¿Fue ahí donde te diste cuenta de que ser estilista es un trabajo de verdad?
De ninguna manera. Joder. Odio el termino “estilista”. Lo odio muchísimo. Siempre me niego a que me llamen estilista, y la gente dice, “¡Pero es que eres estilista!” y yo les digo, “No, no lo soy.” Ya sabes, esas conversaciones ingeniosas con las que te encuentras cada día en el mundo de la moda. [risas] Yo, simplemente, le pongo ropa a la gente. La ropa ni siquiera me preocupa, de verdad. Siempre me he visto como director de arte, alguien cuyo trabajo consiste en crear estados de ánimo, supervisar una imagen global. Incluso con el mejor estilismo del mundo, una imagen chunga será siempre chunga. Me encanta tener el control de todo—el diseño, el estilismo, la fotografía, y entonces que salga en una revista, y el marketing, y el pronóstico de las tendencias. Me encanta todo sobre la moda, así que cuando se me etiqueta de estilista, que es sólo una pequeña parte de ese mundo, me cabreo.
¿Dejaste de estudiar arquitectura porque ese campo no te ofrecía esa clase de control general? ¿O esa dirección era una especie de ambición juvenil o incluso una simple e inocente mentira?
No, no era una mentira, la arquitectura siempre me ha gustado. También me ha gustado la moda desde siempre, aunque al principio fuera sólo como fan. Leer The Face fue lo que me hizo venir a Londres.
¿Deberíamos hablar de Lady Gaga? La situación ha cambiado por completo desde sus inicios, cuando los diseñadores no querían que se pusiera sus prendas. ¿Recuerdas quién dijo que no se podía poner su ropa?
A mí siempre me ha encantado. Me atraen los freaks. La gente se portó fatal con ella. No puedo decir quiénes le dijeron que no, pero por supuesto que me acuerdo de ellos.
Imagino que ahora te llaman constantemente. Han recapacitado.
A cada puto momento. McQueen es el único que la quiso desde el principio. Dijo que podíamos coger cualquier cosa que quisiéramos de su stock.
¿Crees que el proyecto Gaga fue una extensión natural de lo que tú y tu grupo de jóvenes compatriotas londinenses estabais haciendo antes de que ella se convirtiera en algo tan grande?
No pensábamos nada por el estilo. Hacíamos lo que hacíamos, ni más ni menos. Era como hacerse una paja—haces lo tuyo y eres feliz. Gaga convirtió eso en una realidad. Le dio un propósito a mis pajas. Se convirtió en la forma humana de las páginas de revistas que ya estaba haciendo. ¡Ahora hago algo que existe de verdad! Mis ideas están andando por ahí y hablando con la gente...
Por último, les dejo dos videos, el primero es de la colección S/S 2012 y el segundo, llamado "Anatomy of change" con Rico. Que los disfruten!.
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